Matrioschka
Hay una plaza.
Y en la plaza hay un banco.
Y en el banco hay un viejo, con la mirada triste de absoluta melancolía.
Y en el viejo hay un niño, que corre las palomas, y reta al viento sin miedo al frío.
Y se ríe, y juega sin cansarse.
Y se siente dueño del mundo.
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