viernes, 2 de marzo de 2018

De las prisiones I

Tengo los pies lastimados.
Las llagas supuran pus y no sé cómo hacer que cicatricen.
Me duele el cuerpo todo con ellos y siento que no son la única parte de mi cuerpo que está herida y despide líquidos infectos.
Toda yo apesto. Toda yo supuro.
Me sacan la vida. Me la chupan como vampiros y no sé escapar.
Otros dicen que me aleje, que no estoy atada, palabras ligeras, sin saber.
Yo veo los grilletes en mis tobillos y muñecas.
Los veo, los arrastro a cada paso.
No sé por dónde se huye, no sé cómo escapar.
Estoy cansada.
Quizás me rinda pronto y deje que los insectos se alimenten de mis fluidos, de mis órganos, mi piel, mi carne.
No hay látigo a la vista pero hay llaga y hay herida y hay dolor y hay miedo.

 El castigo es siempre eterno.